28 ago 2010

O

Sombras, miedos, versos sin piel,
Mártires de fuego invaden tu cuerpo
Y una sombra muerta vive de nuevo,
Te veo, y muero, mi fuego, y sueño.

La ciudad apacible, sin fuego, sin verso,
Con ríos de sangre, con un aliento fresco,
Asesinos sigilosos se es conde en tu cuerpo
Aliento y fuego eterno, un despertar, un beso.

El deseo, el odio, tus ojos brotan del suelo,
Me tocas, te toco, destruidos, y sueño sin sueño,
Mi soledad me ahoga, oxigeno dorado,
Burbujeante y dorado, burbujeante y dorado.

Humo maldito, nubla mi alma,
Te pierdo en el paso del tiempo,
En donde siembras niños, en aquel huerto,
Te veo, tan lejos, te huelo, estoy muerto.

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